6
Viaje a La Madriguera
Harry
había quedado profundamente dormido nada más llegar a su habitación luego de
la cena. Les había dicho cauteloso y bien portado, como dirían sus tíos, que
al siguiente día irían por él los Weasley. No les había dicho que la decisión
anterior era solo la última semana de Agosto, pero esta vez, sí tuvo que
comentarles para pedirles permiso y verse obediente. Temía tener problemas por
ser el mismo día en que desempeñó su castigo, y sus temores tuvieron razón
de ser. Su tío le había dicho que tenía que pedir permiso de irse
precisamente luego de su castigo, que deseaba escapar de lo que le
faltaba...pero por otro lado, mencionó con alegría malsana que le daba gusto
que pudiera irse tan pronto de casa, que ya no soportaría otro "ataque de
locura" de su sobrino. Su tía pareció estar de acuerdo con su esposo
sobre el miedo de más chismes en el vecindario a razón de su vecina y el
cuento del sobrino de los Dursley y el permiso se lo concedieron luego de una
conversación clásica donde Harry era el acusado y la peste y de la cual ni él
mismo puso mucha atención, estando tan exhausto y soñoliento, de nuevo, Sirius
le ayudó, con la mención de su papel de padrino de Harry. Debía aprovechar
esa racha de querer dormir, luego de que las noches se le habían pasado con
insomnio, recordando una y otra vez lo ocurrido en el curso anterior en el
Colegio. Pero por otra parte, aun escuchaba esos lejanos sonidos y voces en la
conocida neblina gris a su alrededor, y los sueños seguían presentes, mientras
él no los comprendía, y solo conseguían hacerlo sentirse extraño. Dudley se
mantuvo caprichoso y molesto en la cena, debido a la dieta, y solo se contento
con asentir ante los comentarios de su papá sobre Harry y reírse malvadamente
de él y su aspecto en todo el día.
Cuando la escena de la cena al fin terminó, para alegría y contento de Harry,
subió a su habitación y se tiró en la cama, dándose cuenta, de que no podría
terminarse el delicioso pastel esa noche, pues el sueño lo invadió demasiado rápido
y se quedó dormido inmediatamente. E inmediatamente, llegaron los sueños, como
un manto cubriéndolo todo e impidiéndoles escapar de su dulce abrazo...
Una gran casa. Pero no era la del sueño anterior, no, esa vieja y desolada
mansión, ésta era agradable y bonita, sobre un campo hermoso y vasto. Harry
alzó los ojos y las estrellas brillaron ante él en el cielo. Hacía frío,
algo, pero no importaba. Sus ojos se posaron de nuevo en la casa y se puso a
mirarla con atención, sintiendo como si una parte de él no estuviera realmente
ahí, los sonidos del ambiente le llegaban como tardíos y sofocados, y con las
sensaciones era igual. ¿De quién era esa casa tan hermosa?
Quiso avanzar y no pudo. Estaba anclado al suelo. Eso lo atemorizó un poco.
Pero era solo un sueño, ¿O no?, eso lo sabía alguna parte conciente de su
mente, así que se limitó a mirar la casa una vez más. Estaba pensando que
pasaría ahora, cuando se percató de que venían voces del interior, para él
lejanas, que discutían en voz alta, peleándose, no conseguía distinguir las
palabras, parecía estar sumergido bajo el agua y no podía moverse, pero trató
de entender...Luces en el interior de la casa, ruidos, gritos...después, aquel
escándalo pareció moverse de lugar, luego de un resplandor verde que retumbó
en los cristales de las ventanas. ¿Qué estaba ocurriendo?, todo continuó, y
aquella desesperación que sentía Harry al no poder acercarse o hacer algo, lo
estaba destrozando...
¿Por qué se sentía tan mal?...Fue entonces, que otro resplandor verde se dejó
entrever por las ventanas, y Harry sintió que la cicatriz le ardía como nunca
en la frente, perforándole el cerebro con un dolor tan profundo como el que
padeció cuando Voldemort recuperó su cuerpo, cuando lo tocó...El dolor de
cabeza se la atenazó como cuchillos, y cayó al piso, casi inconsciente, cubriéndose
los oídos, tuvo náuseas...Vio hacia la casa...
Trató de gritar al ver que la casa comenzaba a incendiarse y despedazarse,
cayendo y perdiendo su belleza, consumiéndose en el fuego, como todo el
alboroto que ya no se escuchaba más. El dolor, el ardor, la desesperación...fueron
demasiados para Harry. Abrió la boca y dejó escapar un grito que ahora sí se
escuchó por todo el lugar, formando un eco, perdiéndose junto a los restos de
la casa destruida...
-¡MALDITA SEA!, ¡¿QUE DEMONIOS TE PASA?!
Harry abrió los ojos sintiendo las manos de tío Vernon sujetándolo con fuerza
por los brazos, sacudiéndolo con cara soñolienta y fúrica, la tía Petunia
estaba unos pasos detrás de su esposo, igual de soñolienta, mirando a su
sobrino con terror y desaprobación, y Dudley, entre asustado y divertido con la
situación de su primo, se escudaba con su madre, con una sonrisita nerviosa.
Sus tíos, quizá era engaño de la visión de Harry o no, tenían una chispita
de preocupación en sus ojos.
-¿QUE DEMONIOS TIENES?
Harry se dio cuenta de lo que ocurría, aun tenía la boca abierta del grito, y
su visión, borrosa por la falta de lentes y el dolor de cabeza y la cicatriz,
le hacían ver mucho más nebuloso y entre sombras recortadas, las siluetas de
sus tíos y su primo.
-Espero que nadie más te haya escuchado
- dijo alterada la tía Petunia, con palabras despreciativas, mirando a todos
lados, como si temiera que algún vecino estuviera por ahí.
-¿QUE DEMONIOS TE PASA MOCOSO?
-Lo lamento...-Dijo Harry al fin, tratando de reponerse y olvidar las náuseas y
el dolor- Tuve una pesadilla...
-PUES ESPERO QUE YA NO LA TENGAS, ¿OÍSTE?, AHORA NI DORMIR NOS DEJAS, OJALA YA
SEA POR LA TARDE, PARA QUE TE VAYAS CON TUS...IGUALES.
-Sí...lo siento...
-dijo Harry algo incómodo y molesto, sintiéndose aun débil por el sueño. Tío
Vernon lo soltó y tanto él como su esposa e hijo, se veían más
serios...mirando raramente a Harry...
-Todo lo que hiciste debió dejarte muerto de cansancio, sin ánimos de soñar,
pero nunca serás normal...Duérmete- dijo tío Vernon, acercándose a la
puerta.
-¡No nos des más problemas y no los tengas tú!
- continuó tía Petunia asustada, abrazando a Dudley y sacándolo de la
habitación. Dudley solo sonreía burlándose de Harry.
-¿No me castigarán?
- preguntó Harry, resignado a que la respuesta fuese afirmativa.
-Solo te faltó planchar alguna ropa, eso es suficiente, además, ya mañana te
vas.
-tía
Petunia le contestó mirándolo con esa expresión que Harry le vio el la
ventana, y que no comprendía. Los tres salieron de la habitación y cerraron la
puerta con fuerza. Harry se recostó, dándose cuenta por primera vez, del sudor
en su frente. Se tocó la cicatriz y sintió aun el dolor y el ardor presentes,
el solo contacto los acrecentó. Respiró profundamente unos minutos y luego se
sentó, tomando sus lentes y poniéndoselos. Se levantó la manga de la pijama,
mirando la leve cicatriz que la herida hecha por Colagusano, a razón del
hechizo que Voldemort requería para regresar con cuerpo. Colagusano, Peter
Pettigrew, otro supuesto amigo de su padre, el que los traicionó y entregó a
Voldemort, le había herido para obtener su sangre para el oscuro hechizo que
haría retornar a Voldemort, en aquel espantoso final del Torneo. Ahora solo tenía
en la piel una tenue línea, una cicatriz casi invisible a los ojos. Recordó lo
que soñaba...y prefirió olvidarlo, sospechando de lo que se trataba aquella
escena, no deseaba saber más, no deseaba volver a verla ante sus ojos...Por la
oscuridad a través de la ventana, se dio cuenta de que aun era de noche, quizá
la madrugada. Si tan solo tuviera un reloj...
Estaba tan cansado...y no quería soñar más. Si tuviera una poción que le
ayudara...Se recostó repitiéndose que no soñaría, que ya no soñaría que
pondría su mente en blanco...Un objeto frío se adhirió a su pecho. Harry lo
tomó entre manos, el regalo de Ginny, y cerró los ojos, jugueteando con la
cadena nervioso y repitiéndose la misma frase...
Cuando Harry sintió la luz de la mañana sobre el rostro y abrió los ojos, notó
que su táctica había funcionado o algo más había ocurrido. No más
pesadillas el resto de la noche, solo un dormitar profundo y relajante. Contento
por ésto, se levantó y se vistió, recordando que por la tarde ya no estaría
más en Privet Drive. Bajó a la cocina y vio que tía Petunia estaba sirviéndole
el desayuno, pero aun no estaban el tío Vernon ni Dudley. Sin decir palabra, se
sentó. Quiso preguntar, pero mejor se guardó la pregunta.
La tía Petunia se sentó con él, bebiendo solo una taza de café con una
expresión sombría y lejana, casi distraída. Harry se dispuso a comer en el
habitual silencio. Justo cuando ya terminaba, su tía le habló al fin.
-Planchas la ropa y el resto del día te lo tomas para arreglar tus cosas, para
lo de la...tarde.
Se levantó y recogió los trastos, Harry se levantó también.
-Sí, está bien.
-Al menos esas...personas vendrán en auto...la ropa está en el cuarto de
lavado.
-Sí.
Harry salió, aun extrañado por el comportamiento de su tía últimamente, y
fue primero al baño, a lavarse los dientes y las manos, mirando en el espejo la
cicatriz, ya normal en su frente, luego, se fue a planchar la ropa. Pensando en
lo que ocurriría por la tarde, el sueño quedó atrás, y Harry se mostraba
cada vez más entusiasmado con la idea de marcharse. Solo le faltaba una blusa
de tía Petunia, cuando al tomarla, algo se cayó al suelo. Harry se agachó y
recogió el objeto, sorprendido se percató de que era la foto que su tía tenía
la vez que la vio en la habitación. Dos niñas pequeñas sonreían abrazadas, y
Harry no tuvo que pensar para saber de quienes se trataban.
-Sí, es tu madre.
Harry se asustó al oír la voz de su tía y se volvió a ella, quien con los
brazos cruzados, lo miraba desde el portal de la puerta.
-Toma tía...
-dijo él sin saber bien que hacer, dándole la foto. La tía se guardó la foto
con recelo en una bolsa del vestido y recogió la ropa que ya estaba lista, la
cual era un montón. Antes de irse, dijo algo que de nueva cuenta, con odio
reprimido, que asombró a Harry.
-Ella jamás debió irse de casa.
Y desapareció. Harry, quien ya estaba cansado de planchar, pues aun estaba muy
adolorido del extenuante trabajo de ayer, terminó con la blusa de la tía
Petunia y la dejó ahí. Se fue a su habitación y comenzó a preparar su
equipaje, metiendo todas las cosas en el baúl, incluyendo sus nuevos regalos, y
dándose cuenta de que quizá necesitaría un nuevo baúl más grande, pues las
cosas eran cada vez más. Introdujo su ropa, no tenía mucho de todos modos, y
arregló a Hedwig, a quien dejaba salir todas las noches, abriéndole la jaula
con toda confianza para cuando regresara. La lechuza estaba dormida y solo ululó
suavemente al verlo cerca de su jaula. ¿Por qué todos le decían cosas extrañas?,
quizá se estaba imaginando cosas pero...
El resto del día, hasta la comida, Harry se la pasó arreglando su equipaje y
luego leyendo el catálogo de los Weasley, riéndose con las ocurrencias de éstos
y tratando de no pensar en nada más, luego, fue la hora de la comida, igual que
siempre, después se dio un baño y se preparó para irse, continuó viendo de
nuevo el álbum de fotos de Hermione y el libro de Ron, con más cuidado. Nadie
le molestó en todo el día, lo cual agradeció, ni siquiera Dudley. Tío Vernon
tocó a su puerta a eso de las 4 de la tarde.
-¿Ya estás listo?
-preguntó serio.
- Sí.
Pasó al menos una hora más. Harry estaba quedándose dormido, cuando Dudley
abrió la puerta con gesto aterrado.
-Deberías de tocar.
-Ya llegaron por ti, fenómeno, baja ya con tus porquerías
-contestó su primo mirándolo con algo de miedo, Harry sabía que lo ponían
nervioso los magos y brujas, luego de conocer a Hagrid...
-Al menos yo no vivo en un chiquero.
Dudley pareció querer contestarle pero no pudo o su cerebro no funcionó y se
fue, Harry se asomó por la ventana y vio dos autos comunes y corrientes afuera,
eso estaba bien, y luego, a su "amable" vecina hablando con los Sres.
Weasley. Ellos la escuchaban preocupados y asombrados, Harry supuso que les
estaría contando, así que rápido, tomó sus cosas y salió de la habitación,
topándose con tío Vernon.
-Ya llegaron, apúrate, ¿Pues qué estás haciendo?
Si era porque desesperó a su tío o quería a su sobrino ya fuera de su casa y
a esos autos, él mismo ayudó a Harry con el equipaje y bajaron a la sala.
Precisamente, estaban tocando el timbre, y Harry escuchó la voz de los padres
de Ron y Hermione.
-Es un timbre Sr. Weasley
-¡Qué interesante!, y mira Molly, la casa está bonita
-Sí Arthur
Tía Petunia fue a abrir y los miró seriamente, aunque con forzada cortesía.
Se hizo a un lado, y tío Vernon se acercó a ella abrazándola, como protección.
El sí se veía más molesto que nunca. Harry sonrió al ver a los Sres. Weasley
en la entrada.
-Buenas tardes, venimos por Harry. Yo soy Molly Weasley, él es mi esposo
Arthur, ¿Me recuerdan?, en la estación, la carta que les envié
-Sí, sí...- Dijo tío Vernon. La Sra. Weasley guardó silencio. Siempre se
guardaba comentarios sobre los Dursley, pero la verdad, parecía que no le
agradaban mucho. El Sr. Weasley vio a Harry y le saludó cariñosamente.
-Hola Harry.
-Hola Sres. Weasley.
-Ya está listo, -Interrumpió el tío Vernon, parecía que quería que ellos se
fuesen lo más pronto posible- recoge tus cosas.
-¡Fred, George, Ron, Bill, Charlie, Ginny, Hermione, vengan a saludar!
-No es necesario...
-contestó el tío Vernon, espantado al ver a tantos magos y brujas afuera de su
casa, la tía estaba con los ojos desorbitados, y Harry pudo ver a Dudley
mirando todo desde el piso de arriba, con el rostro pálido y el pavor en la
cara.
-¿Podemos pasar? Solo un momento- preguntó
educadamente la Sra. Weasley. La tía Petunia, mordiéndose los labios asintió,
aferrada a su esposo. Todos los Weasley y Hermione pasaron la puerta como un
gran tropel, saludándolos cortésmente, yendo hasta Harry. Bill tomó una asa
del baúl.
-Anda Bill, ayúdame con el baúl
-Hay voy Charlie
Los dos tomaron el baúl y miraron a Harry sonrientes...pero preocupados...
-Hola Harry
-¿Cómo estás?...¿Pero que traes aquí, piedras?
- dijo bromeando, al cargar el baúl junto con su hermano.
-Hola
Bill, hola Charlie
Ellos salieron despidiéndose de los Dursley. Ginny tomó la jaula de Hedwig.
Los demás veían la casa con interés, a excepción de Hermione, quien miraba a
Harry fijamente, como estudiándolo. El evitó su mirada y se volvió a Ginny.
-Hola Ginny. -La saludó algo apenado por el regalo y por saber que a ella le
gustaba él- No es necesario, yo la llevo
-Está bien Harry...
-Gracias por...
-De nada...
Ella había evitado mirarlo y salió de la casa. Harry se quedó algo
preocupado, habiendo querido agradecerle correctamente. Hermione y Ron se le
acercaron, mientras la Sra. Weasley trataba de conversar con sus tíos y el Sr.
Weasley miraba y tocaba todo con curiosidad, como niño en tienda de dulces.
Fred y George alzaron la vista hasta Dudley, quien al verlos se agachó, ellos
le saludaron en una sincronía con sonrisas sospechosas. Hermione enfrentó a
Harry con gesto afligido.
-¿Qué ha pasado Harry?, tu vecina estuvo diciendo un montón de cosas sobre ti
-Más te vale que nos cuentes, mis padres se pusieron muy preocupados con lo que
dijo
-Sí, sí...lo sé...
-Ron, Hermione, Fred, George, es hora de irse
-les dijo la Sra. Weasley, acercándose a Harry y abrazándolo con dulzura. Sus
tíos parecían contentos de que ella se hubiera alejado de ellos.
-Harry, cielo, ¿Cómo estas?
Harry se quejó un poco al sentir su efusivo abrazo, aun estaba hecho mole por
tanto trabajo que hizo ayer y la planchada de ahora. La Sra. Weasley le soltó
como preocupada. Harry se apresuró a calmarla.
-Bien Sra. Weasley, gracias por preguntar, solo estoy algo cansado y adolorido
por el trabajo que tuve que hacer desde todo el día de ayer, nada grave,
gracias por el pastel, hoy lo terminé
-Mmm...
- solo murmuró molesta viendo de reojo a los Dursley, quienes ya estaban
impacientes aun en la entrada, mirando a los visitantes espantados. Fred y
George se acercaron a Harry, justo cuando su mamá se iba con su esposo.
-Oye Harry, lástima que tu primo no está aquí cerca...
-OH sí Fred...hubiera sido un conejillo de indias perfecto
Ambos tenían una rara expresión en la cara de ensoñación y desilusión. La
Sra. Weasley pareció detectar su intención pues se volvió a ellos e indicándoles
con un severo gesto en la cara, les ordenó salir. Ellos avergonzados por el
regaño de su madre, decidieron obedecer sin chistar.
-Bueno Harry, que bueno verte
-Nos vemos, ya nos cayó la chota
Los dos salieron. De nuevo, Harry se quedó con Hermione y Ron, y los tres
miraron al Sr. Weasley quien a pesar de su esposa, se acercó a los Dursley
preguntándoles cosas sobre las que estaba interesado, como la electricidad, y
los objetos muggles que conocía o no...Ellos parecían al borde del ataque, viéndolo
espantados. La Sra. Weasley trataba con una sonrisa de alejar a su marido de los
muggles en quienes ella sí veía un tremendo disgusto mutuo.
-Será mejor irnos, si no mi padre jamás saldrá de esta casa
-Tienes razón Ron, anda Harry, despídete de ellos
Los dos aun estaban preocupados pero pareció que prefirieron dejar el tema para
después. Se encaminaron a la puerta. Harry tomó fuerzas y fue hasta sus tíos.
-¿Y tienen algo que les caliente el agua?, ¡Es increíble!
-Tíos...ya me voy
Los Sres. Weasley, vieron a Harry a un lado de ellos. La Sra. Weasley, le sonrió
y luego se dirigió a los Dursley.
-Fue un placer conocerlos. Anda Arthur, es hora de irse
-Será mejor que se marchen ya, al parecer va a haber una tormenta
- contestó secamente la tía Petunia, fijando sus ojos en Harry. La Sra.
Weasley miró de reojo a su esposo y él pareció entenderle, Harry lo interpretó
como una comunicación secreta entre esposos.
-Te espero afuera, cielo
La Sra. Weasley salió. Harry miró a sus tíos, con las manos en los bolsillos
de los pantalones, sin saber bien que decir. La vez que los Weasley fueron por
él el verano pasado para los Mundiales de Quidditch, solo había murmurado un
adiós. Fuera porque el Sr. Weasley comprendió su situación o ya deseaba
sacarlo de ahí, comenzó a hablar, pasándole un brazo a Harry por los hombros,
como dándole apoyo.
-No se preocupen, yo lo cuidaré como siempre, vamos Harry
-Adiós
-dijo Harry desviando la mirada de sus tíos quienes lo veían seriamente, como
descubriéndolo. El Sr. Weasley se dio la vuelta con Harry aun a su lado y
salieron. Luego se volvió a los Dursley.
-Gracias por todo, gusto conocerlo
La tía Petunia asintió y el tío Vernon cerró la puerta con fuerza. El Sr.
Weasley llevó a Harry hasta uno de los autos.
-Tenían razón, va a llover
Harry alzó los ojos y vio el cielo muy nublado y gris, cargado con nubes
esponjosas y arremolinándose unas contra otras. Unos relámpagos cruzaban
iluminándolo y un lejano trueno se dejaba oír. Harry subió al auto y luego el
Sr. Weasley le siguió. Adentro, Harry vio a un chofer que definitivamente era
un mago que lo miró por el espejo retrovisor y le sonrió con educación y una
inclinación de cabeza. Harry, sintiéndose raro con aquello repitió el gesto.
Adelante, también estaba la Sra. Weasley, quien parecía muy absorta en sus
pensamientos. Harry compartía el asiento además con Ron y Hermione, quienes le
sonrieron al verlo sentarse y con el mismo Sr. Weasley. Aquel auto era más
grande por dentro que por fuera, por lo que supuso que eran autos del Ministerio
de Magia. Los autos comenzaron a andar. Había un silencio que solo hizo pensar
a Harry que la situación era bastante preocupante y se sintió muy mal al
pensar que se debía a su culpa. Cuando pasaron por la casa de la Sra. Figg,
Harry recordó que olvidó preguntarle si tenía una lechuza, aunque hubiese
sonado como una pregunta extraña. El lugar estaba solitario, como la noche
anterior.
La lluvia no tardó en aparecer, desatándose un tormenta tal que fue como si
despertara a todos los ocupantes del auto, quienes se habían mantenido
silenciosos. La Sra. Weasley dio un respingo al escuchar un trueno bastante
fuerte y el resplandor del relámpago reflejándose en la ventanilla.
-Ay pero que fuerte tormenta...
-Será mejor que acelere las cosas
- dijo el mago que conducía, sacando su varita. Harry no pudo ver desde
atrás que hizo, pero sintió un cambio en el andar del auto y por las
ventanillas solo se veían manchones de colores y sonidos distantes. El Sr.
Weasley se volvió a los chicos.
-Vamos a la Madriguera, Harry. Pasado mañana iremos al Callejón Diagon y nos
quedaremos en el Caldero Chorreante una noche a lo más
-Para comprar lo que necesiten, además, los padres de Hermione estarán ahí, y
hace mucho que no los vemos
- dijo la Sra. Weasley volviéndose
en su asiento, con una mirada dulce y contenta de su idea. Hermione le sonrió.
-De acuerdo
-dijo él. De nuevo el silencio reinó. Harry estaba durmiéndose con el andar
del auto y el ambiente silencioso y caldeado. La cabeza se le fue hasta el
hombro de Hermione, quien se volvió a él mirándolo preocupada al sentir su
peso contra ella. Ron también lo vio con una ceja levantada.
- Lo siento Hermione...
-dijo Harry sentándose ya bien, mirando a sus amigos indirectamente. Los Sres.
Weasley parecía que también lo miraban, él sentía que sí.
-No importa Harry, recuéstate
- le pidió Hermione, animándolo.
El dudó. Ron lo miró con cierta chispa extraña en los ojos. Harry prefirió
rechazar su invitación.
-No está bien. Solo me duerme el auto, pero eso es todo.
-No Harry, hazle caso a Hermione
- Ron parecía que había notado
que Harry le comprendió la mirada, pues algo arrepentido, se lo dijo ya serio.
Harry aceptó, y se recargó en Hermione, cerrando los ojos. No quería soñar,
no ahí, se imaginó gritando en el auto, asustando a los Weasley y a
Hermione...no, eso debía evitarlo, así que se hizo prometer que no soñaría,
que no soñaría, que no soñaría...(Ojala funcionara su deseo de nuevo)...¿Y
si tomaba el amuleto de Ginny?...
-¿Harry, cielo?
Cuando Harry abrió los ojos, vio que la Sra. Weasley le miraba tierna y
preocupada, sujetándose de la puerta abierta. Harry notó que ya no había
nadie en el auto. Apenado, se incorporó y se intentó alisar el cabello
alborotado y se acomodó los lentes.
-Ya llegamos cariño.
-Sí, gracias.
El se instó a salir del auto y la mujer le tomó la mano para ayudarlo. Harry
notó que al estar tomado de su mano, el hechizo que la protegía de la fuerte
lluvia fría, también lo protegió a él. Debía ser algo repelente, pues el
agua no los tocaba, como si tuviesen puesto algo encima. Solo les llegaba un
cierto frío.
-No sueltes mi mano, Harry, sino te mojarás cielo
Ella comenzó a andar hacia la Madriguera, la extravagante y bonita casa de los
Weasley y que a Harry en lo personal le encantaba, al verla, se sintió
contento, como cuando llegaba a Hogwarts. Vio que Bill, Charlie y el Sr.
Weasley, bajaban sus cosas del otro auto, protegidos con el mismo hechizo.
Cuando al fin entraron a la casa, Harry se encontró en la sala a los demás,
quienes tomaban algo que echaba mucho humo en unas tazas algo viejas, deleitándose
con el sabor y el humo caliente sobre el rostro.
-¿No les parece que está haciendo mucho frío?
-Sí George, así es. Es extraño, pero es solo una tormenta, anda cielo, toma
una taza
-le dijo la Sra. Weasley sirviéndole
de una tetera aquel espeso líquido violeta. Harry se sentó y tomó la taza que
ella le ofrecía. Al beberlo, sintió como si un abrigo que cubriese el cuerpo,
quitándole el frío. Hedwig ya estaba ahí, dormida en su jaula, a un lado de
Ginny. Justo cuando la Sra. Weasley se sentó con su propia taza, su esposo,
Bill y Charlie entraron con las cosas de Harry. El Sr. Weasley corrió por una
taza.
-Ah que delicia...
-Arthur, ¿Ya se fueron los del Ministerio?, les hubieras invitado a pasar
-No Molly, tienen que volver, ésto fue un favor especial...pero tienen cosas
que hacer.
Bill y Charlie se sirvieron su propia taza y se sentaron a acompañar a los demás.
-Oye Harry, que limpia estaba tu casa, parecía espejo
-dijo Bill. Luego tomó un trago.
-Bueno, yo la limpié ayer completa, como castigo.
-Ay cielo, pues fue mucho trabajo pero se ve que eres bueno, tal vez deberías
darme una mano aquí...-Mencionó sonriendo la Sra. Weasley, al ver el gesto de
todos hacia ella por su comentario, sonrió divertida- solo era broma Harry.
Pero mira la ropa que traes...
-No tengo mucha ropa propia, pero está bien
-Mmm...- murmuró de nuevo la Sra. Weasley con algo de enfado. Seguramente
pensaba en los Dursley.
-Harry, ¿Qué ocurrió?
- preguntó al fin el Sr. Weasley. Harry se sintió incómodo con la pregunta,
no quería preocuparlos con el relato de su "locura". Mantuvo los ojos
en la taza. Todos guardaron silencio, expectantes.
-Dumbledore me escribió como Ron te contó, y me dijo que teníamos que
recogerte ya, que era muy importante. Que te enviara una lechuza que llegase rápido
aun con hechizo para avisarte. No quiso decirme más, dijo que hablaría contigo
personalmente después, pero parece que algo ocurrió la noche de tu cumpleaños.
No sé como se enteró, pues en el Ministerio no hubo aviso de nada. Además,
esa noche, nosotros notamos algo raro.
-Fue...
Harry se levantó dejando la taza en la mesita en medio de la sala. Caminó unos
pasos y les dio la espalda, asomándose por una ventana.
-Vi algo cerca de la casa de la Sra. Figg...
- Pues debió ser algo verdaderamente extraño lo que te hizo actuar como nos
contó la vecina, ¡Hasta dijo que necesitabas un psicólogo o psiquiatra!
-dijo afligida Hermione. Harry sonrió pensando en la cara de sus tíos al oír
semejante comentario.
- Pues sí, fue algo...extraño y no dudo que piense que estoy...mal de la
cabeza...
Luego de una pausa, Harry decidió continuar...aunque no le agradaba mucho
contar semejante aventura...
- Mis tíos tenían que salir a una reunión. Me dijeron que iría a la casa de
la Sra. Figg, para quedarme, además de que ella había estado delicada de
salud. Así que esa tarde, me fui a su casa, estaba atardeciendo
precisamente...y no había visto a Privet Drive tan...solitaria y vacía como
esa vez, antes de llegar, vi una lechuza que entró a la casa, por una de las
ventanas más altas...Llegué a su casa y toqué muchas veces, llamé a la Sra.
Figg., me asomé por las ventanas y nada...
De nuevo hizo una pausa, mirando como las gotas de lluvia caían fieramente
contra el suelo. Los demás le escuchaban, pues no se oía ni un murmullo.
-Ni siquiera sus gatos, pues tiene bastantes, estaban por ahí...Fue entonces
que vi...a aquellos seres.
-¿Aquellos seres cielo?
-Sí...Encapuchados, altos, deslizándose como fantasmas...Sentí esa clase de
frío como con los Dementores pero no eran Dementores...o eso creo yo...Eran
tres...Venían hacia mí...Comencé a correr a casa de mis tíos, y aunque me
volvía y no veía que ellos me siguieran...sentía que sí lo hacían...No lo sé...No
traía llave y como había dejado abierta la ventana para que Hedwig anduviera
libremente, lo único que pude hacer fue trepar hasta la ventana...Y fue ahí,
mientras pensaba y miraba a los seres avanzar a la casa...cuando me dolió de
nuevo la cicatriz...
-¡Pudiste haberte matado!...¿La cicatriz...?
- dijo preocupado Ron, sin terminar de ordenar sus ideas, de pronto, alterado
por el relato, como Harry se daba cuenta en su tono de voz.
-Lo sé...pero no tenía otra forma de entrar a la casa, y los seres estaban ahí
mirándome...así que trepé como pude y cuando estaba a punto de perder la
fuerza...algo me jaló hacia arriba y me hizo llegar a la ventana, entré rápido
y el baúl se abrió de golpe y tomé la varita...y me asomé a la ventana, pero
los seres...habían desaparecido.
Un silencio se hizo presente entre todos. Harry se había dado cuenta que les
había contado lo que recordaba, aun sin darse cuenta de que lo que tanto
deseaba esconderles, salía de su boca con total libertad. Tal vez era porque
necesitaba que alguien lo escuchase y le diera una explicación...o solo
necesitaba decirlo para no tener esa incertidumbre dentro de sí. O los
consideraba dignos de confianza y sabía que no se reirían de él.
-Sonó el teléfono...y era una mujer del hospital diciendo que la Sra. Figg
estaba ahí por algo, y que llamaba para confirmar que no podría cuidarme esa
noche...que ya había llamado antes y había dejado un mensaje en la
contestadora, a la hora que aun mis tíos estaban en casa, pero ellos dicen que
no recibieron el mensaje...y da la casualidad de que la contestadora no estaba
conectada...
Harry, en este punto, se volvió a ellos evadiendo sus miradas y mirando su
reacción a la vez de reojo. Hermione, quien parecía que como él, se habían
comprendido bien aquello, se decidió a hablar.
-Una contestadora es un aparato para dejar mensajes cuando alguien llama por teléfono
y no vas a estar en casa. Guarda las voces.
-Ah sí...-dijo el Sr. Weasley, como recordándolo. Los demás asintieron.
-Pero Harry, si dices que la contestadora no estaba conectada...¿Cómo pudo esa
mujer dejar un mensaje?
-Lo mismo me pregunto Hermione...
-¿Y qué pasó después de eso Harry?
-preguntó Bill.
-Bueno, me fui pensando en todo el asunto a dormir un rato...Mis tíos me habían
dicho que me recogerían en casa de la Sra. Figg a las 12:30, así que pensé
dormir un rato y luego regresar a la casa, con mi varita por si acaso, para
evitar problemas...Pero me quedé dormido y mi tío me despertó muy
enojado...en fin, me dijo muchas cosas y todo porque la vecina de enfrente me
había visto correr por la calle, "darme un ataque", y luego trepar la
ventana como un excelente atleta y casi llama a la policía...así que ya se
imaginarán su susto y la pena e ira que sentían mis tíos, cuando les contó
al verlos regresar a casa por un discurso de mi tío, debido a mi
"comportamiento delincuente", por eso no me extraña lo del psicólogo
o psiquiatra.
El sonrió algo divertido con todo el asunto aun, tratando de verle el lado
bueno, ellos sonrieron también como para acompañarlo.
-De cualquier manera, después de todo el regaño y escándalo, ellos se
regresaron a la reunión y me quedé solo, con la ventana cerrada. Fue cuando vi
los regalos y ya saben lo que pasó...a excepción de que sí ocurrió algo
extraño de nuevo cuando miré por la ventana por lo de la lechuza de
Hogwarts...Esos seres estaban ahí de nuevo, mirándome, expectantes...y de
nuevo pasó el escalofrío...y el dolor lejano en la cicatriz...
Harry se sentó de nuevo tomando su taza, mirando el líquido. No tenía caso
decirles lo de los sueños...no deseaba...
-¿Y ya no pasó nada raro?
-lo cuestionó el Sr. Weasley, seriamente, como si supiese que Harry tenía
otras preocupaciones...
-No... -Mintió Harry. Los sueños...- nada.
De repente recordó a los gatos de la Sra. Figg (especialmente a ese raro) y sus
palabras, las de su tía y su actitud...Pero no vio el caso de hablar de esas
cosas. Pudieron ser imaginaciones suyas...
-¿Seguro Harry?
-Sí...
-De acuerdo.
Harry los vio directamente y por primera vez notó que ellos traían ropa
muggle, no era tan raro en los hijos, pero verlos aun así, junto a sus padres,
en aquella inusual casa, fue una imagen rara y divertida. No pudo evitar sonreír.
-¿Qué piensa? ¿Estoy loco?
-No Harry, no es eso. Lo que me parece extraño es que el Ministerio no sepa
nada de actividad mágica en esa zona...me preocupa. El Departamento Contra el
Uso Indebido de la Magia no detectó nada...Y el profesor Dumbledore hasta después
me pidió que te recogiera, no fue inmediatamente...como se que hubiera sido si
él se hubiese enterado en el momento. Tendremos que investigar bien esto, lo de
la contestadora y la llamada y eso, -Dijo más calmado y con un dejo de sonrisa,
al ver la expresión de preocupación de todos y la mirada fija de Harry- no te
apures, lo averiguaremos, pero no creo que estés loco o sean imaginaciones
tuyas.
-El profesor Dumbledore...siempre me ha insinuado que estoy seguro en Privet
Drive, sino no me dejaría volver, menos ahora, y ahora veo esas cosas ahí...pero
no sé...no me lastimaron...
El Sr. Weasley no supo que responder. Parecía que también estaba algo
contrariado en todo el asunto. Hermione, quien estuvo pensativo unos momentos,
habló con voz clara.
-Supongo que el profesor Dumbledore tiene algún modo de saber que Harry está
bien en Privet Drive, o más de un modo. Pero no se enteró en el momento de que
algo pasaba. Ni el Ministerio...Esos seres se le aparecieron a Harry, pero no se
le acercaron lo suficiente para lastimarlo...
-¿Qué crees que pasa Hermione?
-preguntó intrigada la Sra.
Weasley. Harry miró a su amiga esperando una respuesta que le ayudara, y
viniendo de ella, sería una buena.
-Está muy raro que ni el profesor Dumbledore ni el Ministerio se dieran cuenta
de nada y Harry está supuestamente protegido ahí, a menos que...
-¿Qué Hermione?
Ron la veía desesperado por oír su conclusión. Ella le miró algo disgustada
por su interrupción.
-Que lo que Harry vio, no haya estado verdaderamente ahí.
-¿Como una ilusión?
Bill miraba admirado Hermione por su comentario. Los demás parecieron avivarse
con la propuesta.
-Sí.
-Una ilusión...aun así, se
hubiera detectado un hechizo referente en la zona, y para crear una ilusión, no
es como hacer huevos estrellados, saben
- mencionó Charlie pensativo. Bill siguió su idea.
-Sí pero realmente no estarían esos seres ahí y solo se podría crear el
hechizo, y para que no se detectase por unos momentos, un buen hechizo que lo
escondiese podría realizarlo un mago...poderoso...tenebroso...
-¿Y la llamada del hospital y la contestadora?
- preguntó Fred.
-Bueno, eso también tendría que haber sido algo parecido si seguimos con la
teoría, alguien pudo hacerle creer a la persona del hospital que era una
contestadora, así Harry tendría que ir a la casa, salir
- contestó Hermione.
-Aun así...supongo que la casa de Harry está protegida o algo así, y no
pudieron hacerlo ni ahí ni cerca. Quizá ni en Privet Drive, por lo que se
estuvo vigilando todo, para saber en que momento actuar. También pudo ser una
alucinación pero me parece más improbable que una ilusión...hacer alucinar a
Harry...
-¿Y lo de la cicatriz? Harry dijo que le dolió y eso solo pasa cuando
Quienes-Ustedes-Saben está cerca o está que se lo lleva Pifas...
-dijo asustado Ron, mirando a
todos y luego a Harry alterado.
-¿Quien-Tú-Sabes pudo ser el que hizo todo?
Todos guardaron silencio. Luego se pusieron a discutir sobre el asunto. Harry se
quedó callado, mirándolos sin saber que decir. El ya había pensado en el
suceso una y otra vez, como ahora ellos hacían. Aun estaba muy cansado y tenía
sueño, así que mejor no abrió la boca, ahora veía porque pensaba que era
mejor guardarse todo, para evitar verlos preocupados a ese punto. Notó que
Ginny le miraba fijamente, ella tampoco había dicho nada en toda la plática,
solo se mantenía con una angustia visible en el rostro, y se volvió a ella,
pero la chica estaba haciéndole cariños a Hedwig. Los Sres. Weasley hablaban
de nuevo con sus miradas y Harry notó la aflicción también en ellos.
-Bueno, es hora de ir a dormir, ya mañana será otro día, ¡A dormir!
-dijo la Sra. Weasley levantándose y batiendo las palmas. Todos se levantaron,
y Bill y Charlie de nuevo tomaron el baúl de Harry y Ginny a Hedwig en su jaula
y comenzaron a subir la escalera. Fred y George seguían discutiendo cuando los
siguieron. Ron y Hermione fueron hasta su amigo, quien bostezaba en ese
instante.
-No te preocupes Harry, mi padre investigará todo.
-Yo también me pondré a ello, Harry
-Ron, Hermione, Harry, a dormir
Ron y Hermione obedecieron. Harry se levantó cansado y se dirigió a las
escaleras.
-Cielo, tómate esto, -Dijo la Sra. Weasley, viniendo de la cocina con algo
entre manos- te ayudará a que mañana estés ya descansado y te hará dormir
muy bien.
-Gracias.
Harry tomó la taza ahora con un líquido rosa burbujeante y frío. Ella le
sonrió y regresó a la cocina.
-Harry, no te preocupes, todo estará bien.
El Sr. Weasley le dio una palmada en el hombro y lo vio subir. Harry llegó
hasta la habitación de Ron, donde él y los gemelos lo esperaban ya acostados
en sus camas.
Harry se bebió toda la taza y abriendo su baúl, sacó su pijama para ponérsela.
-Buenas noches Harry, y tonto Ron, hermano que da pena al fantástico Fred
Weasley
-Buenas noches Harry, y Ronnie
-Ya duérmanse, ya se creen mucho por el dinero que tienen... -Ron murmuró
algo- presumidos "percys"
-Buenas noches, Fred, George
Los dos gemelos soltaron una risita y cubriéndose con las mantas, se dieron la
vuelta en sus camas. Ron hizo una mueca de disgusto. Harry sonrió y se puso su
pijama, observando a su amigo quien veía el techo.
-Buenas noches Ron
-Buenas noches Harry...me da gusto que estés con nosotros ya
-A mi también.
Harry se metió a la cama y se cubrió sintiendo el efecto de la poción que la
mamá de su amigo le había dado. Le dio la espalda a Ron. Intentó quedarse
despierto pensando, pero la poción fue más fuerte que él.
Al siguiente día, Harry ya se sentía bien gracias a la poción, ya no estaba
adolorido ni cansado. La Sra. Weasley pareció compadecerse de él y a la vez de
sus hijos y los dejó dormir más tiempo, para luego levantarlos y llamarlos
para el desayuno. Cuando Harry se levantó para bajar, solo estaba Ron con él,
quien aun luchaba contra quedarse dormido. Harry tendía su cama.
-Fred y George se levantaron antes que nosotros...espero que no granice
-Ah sí, esos dos... -Ron bostezó estirándose- quien sabe que se traen entre
manos, desde que tienen dinero...a mi me compraron una túnica, a mi mamá otra
y a mi papá también, y no usadas, nuevas, y que tienen gusto por cierto, a
Percy una pluma de ave preciosa, a Bill unos pendientes nuevos, a mi madre casi
le da un ataque, a Charlie el último libro sobre dragones y a Ginny como no sabían
que darle, le preguntaron y ella prefirió que le dieran el dinero que tenían
pensado gastar en ella. Mis padres están sorprendidos con el éxito de sus
ideas de bromas, y parece que siguen pensando en grande, dicen que el dinero que
les resta lo tienen bien guardado y ya saben como usarlo y hacer más con el.
Harry se quedó en las palabras sobre Ginny. Le apenó pensar que ella usase el
dinero para comprarle su regalo. Debía agradecerle correctamente.
-Harry, ¿Qué estás haciendo?
-le preguntó Ron, Harry se volvió a él encontrándolo con una mirada de
rareza.
-Tiendo las camas
-Sí, ya lo vi
-¿Entonces que problema Ron?
-¡No estás aquí para hacer eso! ¡Deja que Fred y George lo hagan, o paguen
siquiera por hacerlo!
-No me molesta Ron
-¡Ese no es el punto, ya te quedaste con el castigo de tus tíos en el
inconsciente!
-O con el complejo de Cenicienta
Hermione
les miraba desde la puerta, ya despierta completamente. Ron se escandalizó al
verla.
-¡Hermione, no debes entrar aquí sin avisar!
-Vamos Ron, no seas tonto, como
si no supiera como amaneces en la mañana.
-¡Pues no es correcto! ¡Yo no ando yendo al cuarto de Ginny!
-Pero que escandaloso eres Ron, ya ni porque vengo a darle los buenos días y a
decirles que ya está el desayuno -dijo algo enfadada, mirando con resentimiento
reprimido al pelirrojo. Ron debió percatarse porque su cara se suavizó.
-¿Y qué es eso del complejo de la Cenicienta?
-Es un cuento Ron, una historia fantástica de muggles
-Pues si me hubieras visto cuando limpié la casa, si parecía Cenicienta
- dijo al fin Harry, uniéndose a la plática.
-¿Con delantal y todo?
-Sí Hermione, aunque te rías
-mencionó él al verla reírse conteniéndose. Harry sonrió. Luego se volvió
a Ron y su sonrisa se esfumó al verlo mirándolos de una manera rara.
-Será mejor que bajemos Harry, sino, los demás no nos dejarán nada
Ron se levantó con una cara seria. Hermione le miró molesta.
-Bueno, buenos días, Harry, a ti que no te molesta que te venga a visitar
Ella se marchó. Harry no dijo ya nada y siguió a su amigo. En la cocina ya
estaban Hermione, Ginny, Fred, George, Bill, Charlie y la Sra. Weasley. Todos en
pijama y recién despiertos.
-Sra. Weasley, ¿Y Percy?
- preguntó Harry sentándose. Ella le sonrió y comenzó a servir el desayuno.
-Salió temprano con Arthur, al Ministerio. Tú sabes como es Percy, le encanta
trabajar pese a las vacaciones y como está temporalmente en el cargo de Crouch.
- Percy va a envejecer de tanto trabajar madre
-dijo Fred, dándole una mordida tamaño jumbo a su tostada.
-Si, trabaja mucho, casi no está en la casa, creo que debo hablar con él
El resto del desayuno se la pasaron hablando de Percy, de lo que le podría
pasar si seguía trabajando, la Sra. Weasley no le encontraba mucha gracia al
asunto, pero los demás estaban muy divertidos con ello. Hasta Harry se reía, y
se dio cuenta de como había extrañado esos momentos no solo en el verano.
Cuando terminaron, se dieron todos un baño y estuvieron listos, cada uno se
dedicó a sus cosas pendientes, diciendo que por la tarde se pondrían a jugar
quidditch y apostarían (otra cosa que a su madre le desagradó aparentemente),
esta idea a Harry le fascinó, pues el curso anterior no había montado mucho su
Saeta de Fuego. Así que se dedicó a escribirle a Sirius, para agradecerle por
su regalo y preocupación sentado en su cama plegable en la habitación de Ron.
Este estaba en la suya, viendo los regalos de Harry. En ese momento veía el álbum
que Hermione le regaló. Harry le contó a Sirius lo mismo que a los Weasley y
Hermione sobre los seres, y todo lo ocurrido con su castigo y su viaje a la
Madriguera. Prefirió no decir nada de sus sueños, ni de los gatos de la Sra.
Figg. Terminaba poniéndole la posdata, "Espero verte pronto, cuídate
mucho y gracias por todo", cuando vio a Ron un momento y lo encontró muy
concentrado viendo una foto de Hermione y Viktor Krum, luego de la prueba del
lago.
-Oye Ron, ¿Cómo va el asunto de Hermione y Krum?
-Ella no dice mucho, y si le insisto me dice que estoy celoso y soy posesivo...bah,
como si me importara...pero parece que son solo amigos, supongo que don famoso
fue rechazado y me hubiera gustado ver su cara ya de por si hosca al pasar ésto...
-¿Y por qué crees que no fue Hermione la rechazada?
-Ay Harry, a Hermione no la rechazarían
Harry se volvió a él viéndolo sorprendido, Ron notó su mirada y abriendo los
ojos, le dio vuelta a la página del álbum.
-Las fotos están muy bonitas...
-dijo el pelirrojo cambiando de
tema, Harry sonrió divertido.
-Ron...
-¿Qué?
-Ron...
-Sí, sí ya sé... -Ron se volvió a su amigo, Harry doblaba su carta a Sirius.
-Harry...¿Qué piensas sobre Hermione?
-¿A qué te refieres?
-Tú sabes...ella...es especial...
-Si te refieres a que es bonita...lo es
Harry no pudo evitar sentir que se sonrojaba, Ron también parecía pasar lo
mismo, porque dirigió su vista a las fotos.
-Y es inteligente y agradable...
- ¿No crees que ya tiene otra...luz?
Harry casi se echa a reír con el comentario de Ron, este lo vio conteniéndose
y se enfadó riéndose él mismo.
-Ay Ron, se me hace que ya te estás haciendo bohemio, cha, ja
- Cállate Harry...
Al ver a su amigo molesto, Harry decidió dejar la risa y volver a lo serio. Ron
pasaba las hojas del álbum.
-No te enojes, sé a lo que te refieres...te parece diferente en algo...
-Exactamente...creo que es la tontería de la edad Harry
-Sí, yo también...
-Uy Harry, mira a Myrtle, ja, ja
-decía él viendo la foto y la
anotación de Hermione, riéndose divertido.
-Ay sí, mucha risa...ya cállate Ron, no es gracioso que tengas una enamorada
muerta...
-Me perdonarás Harry, pero una enamorada es una enamorada...
Los dos se rieron, Harry enfadado y Ron sin aliento ya, cuando miraron una foto
de Hermione y Krum en el baile. Las risas se fueron apagando. Harry miró la
foto largamente como su amigo...
-Se veía muy bonita Ron...
-Sí... -Luego Ron le dio la vuelta a la página con algo de brusquedad y una
expresión seria y rara- supongo que te gustará...pasaron mucho tiempo juntos
el curso anterior...si es que Krum no sigue molestando...podrías
-Yo más bien diría que te gusta a TI Ron, por el escándalo que le hiciste la
noche del baile
-dijo Harry entre serio y
pensativo. ¿Era verdad? ¿Acaso Harry no se había preguntado lo mismo sobre
Hermione, Cho y sobre su amigo?
-Harry, Harry...no es necesario que solo te guste Cho...incluso Hermione...
-No tengo respuesta para esto.
Harry
se levantó y sacando a Hedwig, la saludó acariciándole las plumas de las
alas, le ató la carta a Sirius y la llevó a la ventana.
-¿Por qué no eres sincero?
-Ron, Hermione es mi amiga, además, yo no soy el celoso de aquí. Y hablando de
sinceridad, no te vendría mal practicarla -dijo Harry ya igual de molesto que
Ron. Ron cerró el álbum de golpe, en señal de enojo. Harry se dirigió a la
puerta luego de ver a su lechuza blanca irse.
-Claro, si tienes muchas fans de donde escoger, hasta un fantasma y mi propia
hermana, tal vez te debería llamar a ti don famoso...
-Y dale con lo mismo...yo no pedí ser Harry Potter ni tener fans ni ser
famoso...además, a ti es a quien te gusta Hermione, es obvio, y no fui yo quien
le rompió un brazo a mi muñeco de Krum.
Harry salió cerrando la puerta con fuerza, bastante molesto, sobre todo por el
último comentario de su amigo. Hecho una furia y pensando de nuevo en el asunto
"Chicas" sin querer como ya antes lo había hecho, salió al jardín
de la Madriguera, sentándose en el pasto y viendo que no había gnomos esta
vez. Seguramente la desgnomización había tenido éxito. "Sí claro, si él
es el que estaba que echaba humo con el asunto de Krum...estaba
celoso..."...¿Acaso Harry no lo estaba ahora? Levantó la vista y vio a
Ginny junto a unas plantas, arrancándolas muy concentrada en su trabajo. Y por
primera vez, viéndola así, a lo lejos, tan absorta de no saber que la miraba,
vio en ella a la chica de 14 años que era y no a la hermanita de Ron. Recordó
las palabras bohemias de Ron...bajo una nueva luz...¿Le iba a ocurrir lo mismo
con Cho, con otras chicas? Algo apenado y sonrojado para su sorpresa, se acercó
hasta ella, dispuesto a agradecer el regalo por fin de la manera correcta. Ella
pareció no notar su presencia, y Harry se dispuso a hablar. Y por primera vez,
notó que le dificultaba hablarle y que se había sonrojado, cuando nunca le había
pasado.
- Ginny...
Ella se volvió y lo vio sorprendida a su lado, no pudo ocultar su rojo en las
mejillas y sin saber que decir, lo miró con algo de reserva.
-¿Qué pasa Harry?
-le preguntó algo cohibida, él trató de tranquilizarse...
-Ginny...
Ella se volvió y lo vio sorprendida a su lado, no pudo ocultar su rojo en las
mejillas y sin saber que decir, lo miró con algo de reserva.
-¿Qué pasa Harry?
-le preguntó algo cohibida, él
trató de tranquilizarse...El nerviosismo pasó lentamente.
-Solo quería darte las gracias por el regalo, no me dejaste terminar en casa de
mis tíos.
-No me agradezcas...debí haberte enviado un regalo mucho antes...
-No Ginny, no es necesario...gracias por tu regalo, me gusto mucho, mira,
incluso lo traigo desde que me llegó
El se sacó la cadena y le enseñó el amuleto con una gran sonrisa sincera,
preguntándose apenado si ella había notado su nerviosismo. Pero como Ginny
parecía igual de nerviosa o más que siempre, no mostraba alguna señal de que
hubiese entendido el momento de nerviosismo de Harry.
-Debió costarte mucho Ginny...no debiste gastar tanto, ni el dinero que tus
hermanos te dieron para ti
-Oh...ya te dijeron...
-Sí y me siento...mal por ello...ese dinero era para ti, pudiste comprarte
cosas para ti.
Harry le miró fijamente por primera vez con total preocupación y pena por
decir aquella verdad. Ginny también le vio a los ojos por unos minutos, con un
gesto dulce y nervioso. Luego, el momento pasó y los dos desviaron las miradas.
-No Harry...compré lo que yo quería.
-Ginny...
-Gracias por no decirles a mis hermanos...
Harry volvió a esconderse el amuleto bajo la ropa, y mientras lo hacía Ginny
lo miraba en silencio. Harry se volvió a ella y notó que sus ojos estaban
bastante brillantes.
-Nunca...te lo quites Harry, por favor...
Ella se levantó y marchó a la casa con paso rápido. Harry creyó que ella
lloraba...¿Por qué?
El asunto le rondó la cabeza toda la tarde. Ginny no le había dicho para que
era aquel amuleto...o si era para algo en realidad...y ver sus ojos así...Era
algo extraño...Las dudas se marcharon de su cabeza solo cuando llegó el tiempo
de jugar al quidditch y Harry vio a Bill, Charlie, Fred y George salir al jardín
con sus escobas en mano. El se había quedado pensativo todo el rato, y solo al
verlos, fue como si regresara al mundo. Disimulando con una sonrisa y una
apuesta su momento meditabundo, Harry fue por su escoba a la habitación de Ron,
ya más calmado y buscando una reconciliación. Al llegar a la puerta, escuchó
voces dentro de la estancia. Se detuvo sin saber si marcharse o no, cuando se
dio cuenta de que era de él de quien hablaban las voces.
-Ron, debes de hablar con él, aunque no me quieras decir la estupidez por la
que pelearon, es tu mejor amigo, y además...aunque no lo diga, Harry te
necesita, especialmente ahora.
-Lo sé Hermione...fue una tontería, trataré de hablar con él...no se si me
escuche, ya el año pasado hice una tontería...
-No trates, hazlo, mira que no eres bueno pidiendo perdón o disculpas, deberías
intentarlo en serio una vez. Animo Ron, no creo que Harry siga enojado. Sabes
que Harry cambiaría su fama por tener una familia, una vida como la tuya.
Al oír que ella venía a la puerta, Harry se alejó hacia las escaleras,
haciendo como que apenas subía. No había querido escuchar pero se sintió más
tranquilo y contento al ver que su amigo también quería terminar la discusión.
Hermione no lo vio, fue hasta la habitación de Ginny, y Harry fue a la de Ron.
Entró y vio a su amigo sentado en la cama, con su vieja escoba y una cara de
seriedad y nerviosismo.
Juego de quidditch
- dijo de pronto, como queriendo
entrar en plática. Harry, quien ya no estaba molesto, le contestó.
-Sí, los demás ya están abajo esperando. Venía a avisarte y por mi escoba.
Harry fue hasta su baúl y comenzó a desatar su escoba, pues la había atado
para el viaje.
-Es un baúl nuevo
-Lo encontré cuando limpié la casa antes, con tío Vernon. Como tengo más
cosas y mi baúl ya es pequeño pues decidí usar éste.
-Grande y viejo
-Y feo
-terminó Harry y los dos rieron un momento.
-Podrías comprarte uno nuevo cuando vayamos al Callejón Diagon, uno mágico,
pequeño por fuera, grande por dentro, son algo caros pero te serviría, de
haber sabido que necesitabas uno, te lo hubiera regalado
-Tu regalo me gustó mucho Ron, y no quiero que gastes tanto en mí
Silencio de unos minutos.
-Harry...lamento lo que te dije...no fue bueno de mi parte, lo siento...no
quiero que creas lo que te dije...bueno, pero es que...
-Está bien Ron, yo también me enojé demasiado pronto, lo siento. No quise ser
grosero -dijo Harry con una sonrisa, viendo los problemas por los que atravesaba
su amigo tratando de disculparse. Ron sonrió algo precavido aun.
-A ti si te puedo pedir disculpas a mi modo Harry, pero Hermione...
-Lo sé
-Además Harry...creo que me gustaría si por casualidad tú te quedaras con
Ginny... -Harry le vio asombrado y algo sonrojado pero hizo como que arreglaba
su escoba al notarse así- que mejor que mi amigo fuera...y bueno, ya eres como
de la familia, creo que a todos nos gustaría. Pero si no es así...está bien.
-Gracias Ron...
-Bueno, ¿Bajamos?, tenemos que patear algunos traseros y cobrar dinero
-dijo Ron ya animado como siempre.
-
De acuerdo.
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