Harry Potter.

 

7 La mujer del Callejón Diagon

A la mañana siguiente, todos se tuvieron que levantar más temprano, pues irían al Callejón Diagon y querían disfrutar el día. La Sra. Weasley les había dicho que pasarían quizá uno o dos días en el Caldero Chorreante, y que verían a los padres de Hermione de nuevo. Hermione había dicho que les había escrito a sus padres para decirles donde verse y luego acompañarlos al Caldero Chorreante.

Anoche se habían acostado muy tarde, habían jugado varias horas al quidditch en el mismo lugar donde el verano anterior lo habían hecho para que nadie los viera del pueblo, hasta la Sra. Weasley los había acompañado con un delicioso paquete de comida (bastante por cierto, debido a todas las bocas a las cuales alimentar), y aunque el Sr. Weasley y Percy habían llegado ya al final del juego, parecieron divertirse y distraerse con las tonterías que vieron. Harry, quien no había visto a Percy, parecía una imitación joven del ya fallecido Barty Crouch, pero con un cansancio en el rostro, como su padre de tanto trabajo y ese orgullo de saberse útil y poderoso. Lo saludó como siempre, con gran educación, (exagerada educación), y dijo a Harry que aun tenía pendiente su regalo, Harry le dijo que no era necesario, avergonzado por otro perspectiva de un regalo más.

En el quidditch, el equipo de Ron había resultado ganador de la apuesta, por lo que Ron estaba de muy buen humor y deseoso de ir al Callejón Diagon a gastar su parte. Ron había jugado de guardián, con Harry de buscador, Bill de cazador y Hermione de golpeadora (lo cual fue un milagro, que ella se animase a jugar). En el otro equipo, Charlie había sido el buscador, Fred el cazador, George de guardián y Ginny la golpeadora. Habían tenido que hacerle ciertas modificaciones por faltarles participantes a cada equipo, y las pelotas del deporte eran imitaciones, creaciones de los Sortilegios Weasley. La snitch, por ejemplo, cuando sentía a un cazador cerca, echaba un humo espeso que penetraba a la garganta como pimienta, por lo que Harry y Charlie habían terminado casi sin voz. La quaffle, al acercarse Bill o Fred, lanzaba chispas multicolores que se iban directamente a los ojos, por lo que terminaron casi ciegos. La Bludger, pelota para Hermione y Ginny, lanzaba esferitas como canicas que se iban contra ellas haciéndoles cosquillas y buscando tirarlas de las escobas. Y los guardianes, Ron y George, tuvieron que lidiar con los tres aros (más Sortilegios Weasley) que al sentir que una quaffle los atravesaría, soltaban chillidos leves y trataban de moverse, por lo que cada jugador tuvo que encontrarle la manera al juego con semejantes objetos, y pasaron mucho momentos graciosos que los partieron de risa y alargaron el partido. Tan contentos estaban, que al regreso a la Madriguera, Harry se comió los dulces que Hagrid le había enviado y les dio a los demás.

Ron, feliz por el triunfo, no se molestó siquiera por levantarse temprano.
- ¿Qué piensas comprarte Ron?
-Dijo Harry mientras bajaban a desayunar.
- No lo sé, quizá pase a la tienda de artículos de quidditch, puede haber algo, sé que no es mucho dinero pero
- Ron, ¿No has pensado en entrar al equipo de quidditch de este año en Gryffindor?
- Ron lo miró con un brillo de felicidad en los ojos, pero algo desanimado.
- No lo sé Harry...no soy tan bueno como supongo que serán muchos que querrán entrar.
- A mi me pareció que ayer fuiste un excelente guardián, deberías intentarlo. A mi me gustaría tenerte en el equipo.
- Gracias Harry
- mencionó algo avergonzado Ron. Parecía que aun no olvidaba la pelea que tuvieron. Hermione se les unió a mitad de escalera.

- ¿Y tú Hermione? ¿Vas a lanzarte como prefecta?
- cuestionó Harry cuando llegaban al final de la escalera.
- Es cierto, tú eres de esas personas tipo...Percy
-dijo Ron divertido. Hermione no pareció ofenderse.
- No lo sé...Lo he pensado hace tiempo y la Profesora McGonagall me ha dicho que tengo grandes posibilidades y que si estoy interesada pero...aun no le doy una respuesta... -contestó indecisa.
- ¿Y qué te detiene Hermione? ¿No es lo que quieres?
-Harry se volvió a ella preguntándole curioso. La muchacha solo le miró seria, lo que lo extrañó.

El desayuno fue rápido, con la Sra. Weasley diciéndoles que se apuraran, que tenían que irse y que ese día, su esposo y Percy tendrían más tiempo libre del habitual para pasarla junto a ellos. Se les unirían en la comida. Así que no pudieron conversar mucho y comiendo velozmente, todos se fueron a arreglar y bañar y escoger las cosas que llevarían al pequeño viaje, pues luego volverían a la Madriguera para quedarse hasta el 1 de Septiembre, cuando debían abordar el tren a Hogwarts. Ron le prestó un tipo mochila a Harry, para que guardara lo que pensaba llevarse al Caldero Chorreante. Mientras empacaban, y Fred y George hablaban en un rincón de la habitación muy sospechosamente, Ron le recordó a Harry algo que había olvidado por completo.
- ¿Ya viste lo que pasará este curso, Harry? ¡Nos traerán como locos!
- No...¡Se me había olvidado abrir la carta de Hogwarts!

Harry la buscó entre las cosas del baúl que no llevaría y la abrió rápidamente.

Venía la nota común de la Profesora McGonagall, subdirectora del Colegio y maestra de Transformaciones indicándole la fecha y hora de salida del expreso de Hogwarts de la estación. Pero Harry le puso más atención a la nota de los materiales que necesitaría para el próximo curso.

Libros:
-El libro reglamentario de hechizos, curso 4, de Miranda Goshawk

Materiales:
- 1 baraja mágica de Lucy Clover y su libro adjunto: Las verdades que revelan las cartas

Nota: DEBIDO A LOS POSIBLES CAMBIOS Y AUMENTO DE TIEMPO CLASE EN HOGWARTS EN ESTE CURSO, A LO LARGO DEL AÑO PUEDE QUE LOS PROFESORES DECIDAN PEDIR ALGÚN LIBRO O MATERIAL EXTRA, POR LO QUE LOS PEDIDOS SE HARÁN DIRECTAMENTE DE HOGWARTS POR EL PROFESOR.
ADEMÁS, EL HORARIO DE CLASES SERÁ MAS LARGO PARA CADA ASIGNACIÓN Y HABRÁ CAMBIOS DE HORARIOS EN LAS MATERIAS.
LOS ESTUDIANTES DE 5TO CURSO REALIZARAN LOS EXÁMENES DEL TIMO, ADEMÁS DE LA POSIBILIDAD DE HACER ALGÚN EXAMEN CORRESPONDIENTE AL CURSO 6 Y 7, DEPENDIENDO DE LA CAPACIDAD
DEL MAGO.

También se les pide que traigan a Hogwarts, como el año pasado, una túnica de gala.

SE LES RECUERDA QUE RENUEVEN SU UNIFORME SI ES NECESARIO Y LOS MATERIALES QUE YA NO TENGAN DISPONIBLES.

- ¿Una túnica? - preguntó Harry no muy convencido.
- ¡Es mi oportunidad de lucir mi nueva túnica y poder pasearme frente al estúpido de Malfoy!
- Me pregunto que irá a pasar este año para realizar una fiesta...no pensé que hubiese fiestas este año en Hogwarts con...lo ocurrido.

Ron se le quedó viendo preocupado a Harry, quien estaba con la carta en manos, pensativo y lejano. Fred y George se acercaron también cambiando miradas con Ron, serios.
- Bueno, sea lo que sea, será divertido Harry
- Fred tiene razón, pero ¿Qué me dicen de esas notas? ¡Quieren matarnos de estudio este curso!

Harry notando que ellos querían animarlo, prefirió no comentar que esas notas podían deberse a lo ocurrido el año pasado, al regreso de Voldemort...tal vez, Dumbledore quería que sus estudiantes estuvieran mejor preparados por si algo pasaba...
- Con que les pidieron ya la baraja mágica para Adivinación...
- dijo George, viendo la carta de Harry.
- ¿Lucy Clover?, es raro que no pidieran barajas más conocidas como el tarot o de un mago o bruja más conocido. Ese es un seudónimo, la bruja no dio su nombre verdadero. Nadie sabe mucho de ella.
- ¿Lucy Clover no lo es?
- preguntó Ron.
- Bueno, -Contestó Fred pensativo- dicen que ella era muy buena adivina y esas cosas, que creó esa baraja con un simbolismo muy sencillo y fácil de entender, diferente.
- Ay no Harry, ya estuvo que la Profesora Trelawney nos pondrá a leer las cartas este año...que horror, odio adivinación
- Bueno Ron, seguramente ella notó que tu grupo es muuuuy tonto, sino, no hubiera pedido una baraja tan simple y desconocida

Fred se rio seguido de su gemelo. Adivinación...Harry solo pidió que este año no tuviera que ver ya más nada estando en esa clase...

Ya que todos estuvieron listos, bajaron a la sala, donde la Sra. Weasley los esperaba para irse. Los dos magos-choferes de la otra vez del Ministerio, estaban ahí, por lo que viajarían en auto. La Sra. Weasley dijo apenada que ya no tenían polvos flu, y como no podían aparecerse todos, no tenía caso separarse en grupos para irse. Bill y Charlie parecieron felices de irse en auto junto a los demás que aparecerse, como seguramente Percy lo haría y su padre. Así que subieron todas las cosas a los autos, y tomaron su lugar como la vez anterior. El asiento les quedó grande a Hermione, Harry y Ron, son el Sr. Weasley.
- Harry que bueno que te trajiste el regalo que te envió Sirius y esa cosa que te envió Hagrid.
- Sí Ron...así podré analizarlos mejor, tal vez Harry, encuentra que es ese espejo y más sobre los dos objetos en algún libro, y también puedo buscar algo sobre el ilusionismo y la alucinación mágica, en los libros que ahora tengo en la mano no viene mucha información y no son temas muy comunes que haya leído...
-dijo Hermione algo molesta por ello. Ron soltó una risita.
- Ay Hermione, no puedo creer que en TODO lo que has leído, no hayas visto algo de esas cosas o esos temas.
- Solo rumores...pero a mi me gusta estar bien informada, sobre todo para ayudar a Harry.

Ella le sonrió y Harry le respondió igual pendiente a la mirada de Ron, pero esta vez, él estaba entretenido contando el dinero de la apuesta.

Gracias a los autos mágicos, llegaron pronto al Caldero Chorreante en Londres. La Sra. Weasley les agradeció a los dos magos muchas veces apenada por las molestias. Hermione dijo que iría por sus padres pues les había dicho que los vería en otro lugar cerca, así que Harry se ofreció a acompañarla junto a Ron, quien iba muy emocionado por andar como un simple muggle en las calles de Londres. Luego de que su madre les dijo bastantes veces que se cuidaran y no se tomasen mucho tiempo, los tres salieron al mundo muggle en Londres dejando a los demás en el Caldero Chorreante a instalarse. Ron iba viendo todo muy contento, la verdad hacía mucho que ni Harry ni Hermione lo veían así, y claro está, debía ser por la apuesta ganada y el paseo. No habían vuelto a tocar el tema sobre lo ocurrido en Privet Drive desde que Harry les había contado todo y en cierta forma, Harry lo agradecía, aunque sabía que no podían olvidarlo así nada más. Se detuvieron en una esquina, cerca del Caldero Chorreante, el cual era como invisible para los muggles. La gente y los autos seguían su rumbo de vida normal.
- No te preocupes Harry, mi padre investigará y hablará con Dumbledore, ya verás que sabremos que pasó
- Sí...gracias Ron
- Oye Harry, y cuando te alzaste hasta la ventana...¿No sabes si fue hecho por ti o por alguien más?
- No Hermione...fue muy raro...como una fuerza que me elevara...pero si hubiese sido alguien para ayudarme, ¿Por qué no me ayudó con los seres?
- Tal vez esa persona no quería que supieras quien era, en caso de que fuese obra de alguien externo. -Dijo Hermione mirándole pensativa- Pero si fue obra tuya, te salvaste de un buen regaño por usar magia fuera de Hogwarts.
- ¿Harry y la cicatriz?, no lo sé...tú sabes que pasa cuando te duele...
- Sí...

Harry dudó si contarles a ellos sobre sus sueños o no, o sobre su tía y la Sra. Figg, sobre los gatos...Pero llegaron los padres de Hermione y no pudo hacerlo, o no quiso hacerlo. Sus dos amigos se veían muy preocupados...Los padres de Hermione los saludaron, y Harry se rió interiormente al ver como Ron cambiaba de actitud a un disfraz "percysta" bastante perturbador. Se puso serio y habló educadamente respondiendo su saludo. Hermione parecía también haber notado el cambio porque lo miró con unos ojos abiertos como platos de asombro. Sus padres le dieron la mano amables pero nerviosos, y luego saludaron a Harry, él sonrió y los saludó y quizá porque Harry era parte muggle y ellos lo sabían, parecieron más tranquilos con él que con Ron.
- Así que ellos son tus amigos aquellos que vimos hace tiempo, ¡Cómo han crecido!, es un placer verlos, Hermione habla mucho de ustedes- le dijo su mamá con una mirada que Harry interpretó como complicidad, al ver a Hermione mirándola con los ojos de nuevo abiertos y con una sonrisa nerviosa y un levísimo rubor en las mejillas.
-Están tan guapos los dos, más ahora que están ya grandecitos.

Harry y Ron se miraron con una sonrisa penosa y sonrojados por el comentario, aunque Ron parecía bastante feliz por las palabras.
- Me da gusto saber que Hermione tiene amigos que la cuiden- mencionó su padre más educado y menos cómplice que su mujer. Harry comprendía que siendo Hermione chica, hablaría de temas diferentes con su madre.

Luego de la leve plática, marcharon rumbo al Caldero Chorreante. Los padres de Hermione seguían a Hermione quien iba adelante algo reservada. Harry y Ron iban detrás de los Sres. Granger. Iban comentando sobre lo que pasaría en Hogwarts este curso cuando a Harry le llamó la atención una extraña figura ataviada con una capa color roja y un sombrero común y corriente tejido gris, que cargaba una cesta con lo que parecía un gato dentro. Por el andar de la figura, parecía ser una persona mayor, aunque Harry no supo si era hombre o mujer, pues traía unos lentes oscuros grandes y redondos que le cubrían la cara y no se le veía pelo o lo traía recogido dentro del sombrero, además de que estaba algo lejos, en la acera de enfrente. Harry miró el cesto entre sus manos, algo pesado a la vista y supo que tenía razón, aquello era un gato, pues salía un cola esponjosa meneándose de un lado a otro. Aquella cola le recordó a Harry a Crookshanks, (el gato de Hermione desde el verano antepasado, quien había estado en la Madriguera paseando de un lado a otro como vigilante y a quien Hermione se había traído al pequeño viaje luego de que el gato se metió en su cesta obligándola a traerlo con una mirada muy conmovedora y maquiavela) y mientras pensaba en ello, la figura se volvió a Harry y le sonrió para luego caminar junto a un grupito de gente y perderse. A Harry aquella sonrisa se le hizo conocida...
- ¿Te imaginas?, tener que leer cartas en adivinación, ahí no sé si podré engañar a la profesora...

La voz de Ron se hizo de nuevo presente y comprensible y Harry le puso atención de nuevo, agradeciendo que su amigo no se diera cuenta de su distracción.
- Tal vez Harry, esta vez si veamos algo en las cartas...aunque lo dudo

Ron siguió hablando muy contento, Harry solo se dispuso a escucharlo, sonriendo y asintiendo y deseando regresar al Caldero Chorreante. Quería dejar todas las preocupaciones atrás, ¿Y qué mejor que el Callejón Diagon?

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Al regresar al Caldero Chorreante, el Sr. Weasley ya estaba ahí junto a Percy y su esposa. En cuanto vieron a los padres de Hermione, los saludaron como viejos amigos (los padres de Hermione ya estaban al parecer más habituados al hecho de que su hija fuese bruja y frecuentara esos lugares) y los invitaron a tomar algo mientras daba la hora de la comida, para después ir a Gringotts por dinero y luego a comprar lo que les hacía falta a sus hijos. El Sr. Weasley le dijo a Harry que hablarían después, con algo de seriedad, y Harry supuso de que quería hablar. Percy pese a estar de descanso, se quedó en una mesa con varios pergaminos trabajando y saludó amablemente a los Sres. Granger para luego seguir con sus asuntos. Harry vio a las dos parejas de padres conversando alegremente y sintió un vacío y una tristeza dentro. Se imaginó a los suyos compartiendo aquel momento con los padres de sus mejores amigos y solo pudo sonreír con melancolía. Cuanto le había quitado Voldemort en aquella noche...

Trató de disimular ese sentimiento frente a los demás y salió con Ron, Hermione y los demás Weasley al Callejón Diagon a ver las tiendas y puestos. Todos se dirigieron a la tienda de Artículos de Calidad para el Juego del Quidditch, Harry iba al final del grupo viendo todo con curiosidad y atención, las cosas y tiendas nuevas o que no recordaba del lugar, ya que el año pasado no había venido por ir a los Mundiales de Quidditch, y también recordando como extrañaba ese mundo, precisamente los veranos. Hermione y Ron parecía que iban discutiendo sobre que compraría ella con lo ganado en la apuesta, pues quería un libro y Ron le decía que ya tenía suficientes, Harry solo los escuchaba atrás de ellos moviendo la cabeza con una sonrisa y a veces una risita al verlos discutir y a Ron decir cosas que no se comparaban con las inteligentes de Hermione. Fred y George iban por delante hablando en murmullos, y luego Bill, Charlie y Ginny (Charlie les hablaba de un dragón que casi lo fulmina o algo por el estilo). Harry iba a hacerle un comentario a Hermione (para apoyar a su amigo), cuando algo inusitado pasó.
- Tú eres Harry Potter...

Harry se sobresaltó al escuchar aquella voz junto a su oído, se detuvo de improviso mirando a todos lados, buscando la fuente de la voz. Hermione y Ron siguieron caminando y peleándose, y Harry se percató de que no la habían escuchado. Era una voz humana y pausada, de mujer...A su alrededor, pasaban muchos magos y brujas de diferentes edades conversando o simplemente mirando el lugar y viendo que comprar o que ver, eran muchos y Harry solo los sentía pasarle por un lado, tranquilos o diciéndole que se apartara. Era como si Harry estuviese en un sueño, donde todo lo demás estaba a otro ritmo de vida y tiempo y él no, como si esa voz lo llamase en un tipo de trance especial...De nuevo sintió esa neblina y esos sonidos y voces lejanos e incomprensibles y una extraña sensación de pérdida de su persona. Comenzó a caminar en búsqueda de la voz, pensando que luego vería que decirles a los otros. No volvió a escuchar la voz y decidió mejor alcanzarlos, quizá había sido su imaginación...pero
- Harry Potter...ten cuidado este año...

Harry creyó entender de donde venía la voz a su oído y se dirigió a una tiendecita de entrada pequeña y casi imperceptible, al grado de que nadie se paraba ahí o no veían la diminuta entrada, buscando un anuncio del nombre del lugar pero nada. Se asomó despacio y cauteloso y en las penumbras vio a una mujer sentada frente a una mesa redonda y pequeña de madera vieja. La mujer estaba muy quieta, vestida con una túnica negra de tela que brillaba a contraluz pero de apariencia algo antigua, con las manos entrelazadas sobre la mesa. No era una mujer joven pero tampoco muy vieja, y llevaba adornos con flores en la cabeza, y al ver que las flores estaban vivas como recién cortadas, Harry supuso que se debería a algún hechizo o no eran flores ordinarias. Las flores tenían pétalos azules como el cielo y adornaban el cabello suelto de la mujer, largo y lacio y de un color castaño oscuro que caía por sus hombros y su espalda. Era notablemente pálida y delgada, pero lo que más llamaba la atención pese a su aspecto frágil y raro, eran sus ojos... de un azul tan bajo que se confundía con el blanco de los ojos, dándole un aspecto de ceguera. Harry pensó mejor en marcharse y se dio la vuelta.
- ¿Por qué te vas tan pronto, Harry Potter?

Su voz pareció anclarlo en el suelo. Harry se volvió a ella y le miró con desconfianza, no supo porque pero le recordaba a la profesora Sybill Trelawney, de adivinación. Para colmo, ella sonrió cuando ese pensamiento cruzó la mente de Harry.
- Siéntate...no muerdo

Harry no muy convencido pero atraído por su voz y su mirada extraña, obedeció tomando lugar enfrente de ella, en una silla de madera que hizo mucho ruido. Al analizarla mejor y tenerla más de cerca, Harry creyó que sí estaba ciega, pues tenía una mirada como perdida.
- Aun no completamente Harry Potter...aun puedo ver sombras y luces...y pude ver tu espíritu caminando por la calle, junto a tus seres queridos...
- ¿Qué quiere de mi?
- preguntó Harry incómodo y desconfiado, observando a la mujer fijamente...
- Dime...¿Te agrada ese objeto que traes al cuello?
-Harry se sorprendió. Lo traía bien escondido, ¿Cómo lo había visto?
- No te asustes, Harry Potter.

Ella le hablaba suave y calmada, sin fijar la vista en él y sonriendo continuamente.
- Sí...
- Te lo ha dado alguien que...te aprecia mucho. No sabes el valor espiritual que tiene ese amuleto solo por el hecho de que fue escogido para ti.

Harry se sonrojó un poco al pensar en Ginny. La mujer sonrió.
- No debes quitártelo...
- ¿Cómo sabe...
- Un fénix

De nuevo Harry guardó silencio. Ella no le dejaba hablar o no quería hacerlo deliberadamente, y solo le cuestionaba...aquello no le agradaba para nada...
- ¿Un fénix qué?
- En tu amuleto...en tu varita, una pluma de fénix...la varita gemela de Voldemort.

Harry abrió la boca pero no pudo articular palabra. ¿Cómo sabía eso? y lo más sorprendente, ¡Ella había dicho el nombre de Voldemort sin temor!
- El fénix se alzará este año contra Voldemort. ¿No te parece que la casualidad es extraña?
- ¿Qué fénix?
- dijo Harry confundido por sus palabras, perdiendo la paciencia.
- A veces las casualidades son caminos a los que la vida y el tiempo les dan una chispa de magia -continuó ella sin hacerle caso ni contestar su pregunta.
- ¿Es una clase de adivina?
-le cuestionó él sorprendido, desconfiado y algo molesto por la situación, viéndola con seriedad y nerviosismo...No debió haberse acercado a la voz...
-¿Te molestaría si lo fuera?...Oh porque tu detestas tu clase de adivinación, y sin embargo, muchas cosas te han sucedido en ellas, cosas que sabes que son importantes...sigues teniendo esa visión mágica, esa conexión hoy más fuerte...pero no quieres eso...no...aun cuando tu caes en el encanto de esa aula...no lo deseas. Prefieres pensar que es una gran tontería o un fraude, y te cierras a lo que pudiera pasar...frente a ti.

Ella guardó silencio un momento, y su rostro se puso serio y preocupado. Harry no sabía que decir...sus palabras lo tenían intrigado...¿Por qué sabía que eran verdad?
- Porque tienes miedo, no quieres creer...estás aun tan triste...ver a tus padres te afectó muchísimo...ver y sentir la muerte cerca de ti te ha lesionado...intentas salir de lo pasado pero no puedes hacerlo por completo, parte de ti se quedó en ese cementerio...y cierras tu ser a los mensajes que te vienen en esos sueños de los que no quieres hablarle a nadie...Pero este año será muy difícil...aunque hayas aceptado que puedes morir...habrá muerte este año, injusta, pero la habrá...y ¿Podrás con ello?, muerte cerca de ti...¿Estás dispuesto a sacrificar a quienes quieres por ti?¿A cuántos estás dispueto a sacrificar por tu vida?...estás viviendo tiempo contado...debido a tu voluntad de vivir, tus padres te han comprado tiempo, tú te lo has comprado... - Ella sonrió con satisfacción y orgullo- ¿Te sacrificarías tú?

Harry quien solo se había mantenido escuchando con incredulidad, se levantó del asiento sin articular palabra, mirándola con un gesto serio y perturbado. Todo lo que ella decía...
- Abre bien tus ojos, elige bien...Dumbledore es sabio en palabras...Se fuerte para que puedas proteger...o aceptar...
- Harry, aquí estás, no te pierdas, te estuvimos buscando como locos...

Hermione y Ron le llegaron por detrás sobresaltándolo. Ron le dio una palmada en la espalda. Harry se volvió a ellos, su amigo lo notó preocupado y su sonrisa se fue de su cara, pero Hermione miraba a la mujer con desconfianza y escrutinio...Harry supuso que ya sabría que era algo como una adivina, y que eso le enfadaría.
- Vámonos Harry
- Dijo ella jalándolo por la manga. Ron miró con interés a la rara mujer. Harry siguió a Hermione quien ya estaba a varios pasos de él, y luego Ron salió de la tiendecita sin dejar de mirar a la mujer. Ella sonreía con tranquilidad. Antes de marcharse, la mujer les dijo algo más.
- Saluden a Sybill por mi.

Solo cuando estuvieron bastante lejos de la tiendecita y la adivina, Hermione se atrevió a hablarle a Harry al verlo tan serio y preocupado, Ron también le miraba de reojo sin saber muy bien que decir.
- ¿Por qué fuiste a ver a esa mujer Harry?
- Escuché su voz en la calle.
- ¿SU VOZ?...
-preguntó Ron confundido.
- Pero Harry, venías detrás de nosotros, nosotros no escuchamos nada, ¿Verdad Hermione?
- Así es, ¿Estás seguro Harry?
- Sí...su voz en mi oído, diciendo mi nombre...por eso fui hasta ella...no sabía que sería una adivina...
- ¿No irás a creer todo lo que te dijo esa mujer verdad?
-le preguntó la muchacha mirándolo acusadoramente. Hermione sentía cierta aversión por las artes adivinatorias.
- ¿Qué te dijo? - cuestionó Ron. Harry no sabía si decirles o no...luego recordó las palabras de la adivina..."Prefieres pensar que es una gran tontería o un fraude"... Justo lo que sus amigos pensaban sobre adivinación...¿Tenía caso preocuparlos?
- Que no me gustaba adivinación, cosas así.
- Pues yo te vi muy preocupado Harry
- Me sorprendió sus métodos para atraerme Ron
- mintió Harry con una sonrisa. Ron aun parecía preocupado y pensativo.
- Luego mencionó a la profesora Sybill...quizá sí era una adivina de verdad
- ¡Por favor Ron! -Dijo molesta Hermione con una sonrisita de burla- Seguramente ella fue su maestra o es su pariente o alguna amiga o conocida, y sabe que trabaja en Hogwarts y que Harry está en Hogwarts
- Siempre tienes una explicación
- Ron le contestó algo enfadado por sus palabras. Hermione le miró con unos ojos peligrosos.
- Porque las hay Ron. La adivinación es inexacta.
- Sí, y este curso leeremos las cartas
- añadió Harry, tratando de olvidar lo que la adivina le había dicho de verdad. Tenía que dejar de preocupar a todo el mundo.
- No sé si esta vez saldremos tan bien librados Harry
-Debieron de haber dejado esa clase inútil como yo, tomar Aritmancia me ha ayudado mucho.

Siguieron discutiendo sobre adivinación hasta que llegaron a Artículos de Calidad para el Juego de Quidditch, donde los hermanos de Ron aun estaban mirando todo. George y Fred estaban hablando con el propietario muy sospechosos y juntitos, como temiendo que los escucharan, el hombre asentía con rostro pensativo.
- ¿Qué se traerán esos dos?
- preguntó Ron mirando a los gemelos con algo de curiosidad. Tenía en las manos un juego de tarjetas de los grupos de quidditch de Gran Bretaña. El paquete traía unas letras luminosas y atractivas.
- Hace rato pararon en Gambol y Japes, la tienda de bromas - Les contó Ginny con los ojos en una revista sobre los jugadores nuevos de quidditch, tratando de no mirar a Harry.
- Quien sabe que les cruzará por la mente... -Argumentó Charlie pensativo- si mamá supiera...
- A lo mejor ya tienen un negocio futuro
- mencionó en voz baja Bill. Hermione y Harry se limitaron a verlos platicar con el hombre...

Como se entretuvieron mucho en la tienda de quidditch, les dio la hora de la comida, por lo que se apresuraron a regresar al Caldero Chorreante. Estuvieron viendo todo encantados por los muchos artículos, pero al parecer, ni Ron, ni Bill o Harry sabían bien que comprar con lo de la apuesta. Harry sabía que él no tenía la mente precisamente en ese lugar, pero Ron y Bill querían ver más opciones. Sino encontraban algo más que los interesase, volverían a la tienda por lo que les gustó. En cuanto a Hermione, definitivamente compraría al parecer un libro. Camino al Caldero Chorreante, Harry y Ron le hicieron plática a Hermione sobre asuntos ya pasados.
- Hermione, creo que el espejo ese que me envió Hagrid, podría ser un Reflector de Enemigos. El falso Moody tenía uno en la aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, ¿Lo recuerdan?

Los dos asintieron.
- Bueno, trataré de empezar por ahí, aunque si lo recuerdas, son algo diferentes.
-contestó Hermione más animada.
- Bueno, la manufactura puede variar, Hermione. - Luego de una pausa, Ron quien se veía dudoso, se atrevió a preguntar algo que tanto a él como a Harry, los tenía en suspenso- ¿Qué pasó con Krum, Hermione? ¡Y no me vengas conque estoy celoso o soy posesivo o no nos ignores!

Ella se puso algo nerviosa y colorada, y con una mirada enfadada por Ron, sin mirarlos, tardó en contestarles.
- Bueno, SI TANTO DESEAN SABER, sigue escribiéndome...Les dije que quería que lo visitara,
¿Recuerdan?, pero mis padres aun no estaban muy convencidos, así que no pude hacerlo este verano...pero quien sabe, a lo mejor más adelante...yo les he dicho que es un gran muchacho...
- Pero son amigos, ¿Verdad? -preguntó esta vez Harry.
- Claro que sí...¡No sé que tienen ustedes dos en la cabeza! - dijo la muchacha muy molesta y aun sonrojada, como no queriendo hablar de más. Al ver que Ron quería seguir con la discusión ya prendido por el asunto, Harry decidió seguir el ejemplo de su tía y cambió de tema.
- ¿Y cumpliste lo que le prometiste a Rita Skeeter?
- ¡Oye es cierto!, nos mantuviste en suspenso.

Hermione cambió drásticamente de actitud y sonrió algo perversilla.
- Claro, soy mujer de palabra, ¿Qué creían? ¿Que quería conservar a ese insecto asqueroso?, si intenta algo más, tendrá que atenerse a las consecuencias.

Ellos la miraron con algo de reverencia. No era bueno meterse en el camino de Hermione...Hermione había descubierto que Rita Skeeter era una animaga no registrada, lo cual era un delito para el mundo mágico, así que se había valido de eso para obligarla a dejar de escribir cosas horribles y mentiras ponzoñosas, al atraparla como escarabajo y encerrarla en un frasco con un encantamiento irrompilizador para que no se pudiera transformar y se estuviera calladita un año entero. Harry se preguntó que sería capaz de hacer si su novio hiciese algo indebido...
- Aun no anda mucha gente conocida por aquí, ¿Verdad?
-cuestionó la muchacha más animada y flexible, dejando el tema de Krum atrás.
- Es muy pronto para que la gente venga al Callejón Diagon, además, ahora todo mundo se anda con cuidado, por lo de...ya saben Quien.

De nuevo Voldemort. Y Ron tenía razón, Harry notaba cierta preocupación latente en el ambiente y en el rostro de los magos y brujas que veía, o una seriedad u optimismo nervioso. Se preguntó como le iría este año en la escuela, luego del final tan abrupto y fuerte del Torneo...
- ¿Para que pidieron otra túnica de gala este curso?
-cuestionó Hermione algo pensativa. Seguramente, creyó Harry, no quería pasar lo del año anterior con el asunto del baile.
- No lo sé, pero yo estoy feliz de poder usarla frente al tonto de Malfoy...¡La cara que pondrá!, y bueno Hermione...si es otra fiesta, ¿Invitarías a Vicky? - dijo Ron burlón, Harry se volvió a él moviendo la cabeza negativamente y con ojos grandes, queriendo decir: "Tema delicado", pero su amigo lo ignoró.
- ¡QUE NO LE LLAMES VICKY! ¡Pensé que ya lo habías dejado en paz!, como le pediste su autógrafo... -Estalló Hermione con mirada furiosa, enfrentando a Ron. Ron pareció pensarlo mejor y se calló algo adusto y hostil. Harry, de nuevo, se decidió a conciliar las cosas.
- De todos modos, Krum está en Durmstrang, no creo que lo veamos este año.

Llegaron al Caldero Chorreante. Hermione y Ron aun venían algo molestos, y Harry decidió mejor no decir ni pío. Se adelantó para alcanzar a los otros pensando de nuevo en la adivina rara y se decidió a pasar de nuevo por el lugar después...a lo mejor ya no estaba...Venía pensando en ésto, cuando se topó con alguien más alto que él.
- Discúlpeme

Harry levantó la vista y se quedó de a cuatro cuando vio de quien se trataba. Hermione y Ron llegaron hasta él y se detuvieron igual de sorprendidos.
- Hola Po...tterrr... -Dijo la voz- Discúlpame, - Y fue hasta sus amigos- Her...mí...one

Era Krum. Viktor Krum. Se dirigió a ella con su habitual rostro reservado y le dio un beso en la mejilla como un gran caballero. Hermione sonreía nerviosa sin poder articular palabra. Harry también estaba sorprendido con la boca abierta viéndolos, y cuando miró a su amigo, se quedó más sorprendido y asustado. Ron estaba rojo del coraje, tenso y como maniquí viéndolos con ojos asesinos, si fuese un cohete, ya estaría echando humo, pensó Harry, atemorizado ante la mirada de asesino de su amigo para el jugador del equipo de Bulgaria. "Si las miradas mataran...", definitivamente Krum ya hubiera caído muerto. Harry miró a Hermione, quien en ese momento le preguntaba que hacía ahí con actitud dulce y nerviosa...Algo se le levantó por dentro, una sordera se apoderó de él por unos segundos...Volvió la mirada al Caldero Chorreante no queriendo mirar más aquello...

Krum había impresionado a los padres de Hermione como el mismo Ron. La comida fue en un nuevo lugar del Callejón Diagon, llamado "La Cuchara Mágica", donde servían todo tipo de comida internacional muggle. El estar al aire libre, creía Harry, había servido para que el viento calmara los ánimos caldeados de su amigo y de él mismo. Los padres de Hermione y Ron estaban sentados juntos (en una mesa adentro del local, junto a la ventana) conversando y los comentarios que hicieron sobre Krum, hicieron que a Ron y Harry les creciera mágicamente las orejas sin ningún hechizo por unos minutos. Charlie, Bill, Percy, Krum, Hermione, Ron, Harry, Ginny, George y Fred estaban a la misma mesa, bajo una palapa enorme con dibujos de cucharas tocadas por varitas que relucían contra la luz débil de sol, pues estaba nublado y quizá llovería como el día que Harry viajó a la Madriguera.

Bill y Charlie conversaban animadamente sobre sus condiciones y prestaciones de trabajo, Fred y George seguían con sus conversaciones en murmuros, Percy y Krum habían establecido una pequeña conversación sobre los asuntos de Ministerio (en realidad solo Percy hablaba y hablaba y Krum asentía. Ron no había dicho mucho y comía sin quitarle la vista a la parejita (que de colmo se había sentado junta). Hermione tampoco decía mucho, y parecía más ocupada comiendo el plato de pasta italiana que cualquier cosa. Harry, quien estaba del lado de la mesa de enfrente de Krum y Hermione, solo comía también en silencio pensativo. Pero él pensaba en la adivina. Y en lo ocurrido en Privet Drive. Ron, por su lado derecho, no parecía darse cuenta de su distracción. Ginny por su lado izquierdo, le preguntó algo que lo sacó de sus pensamientos.
- ¿Te preocupa algo Harry?
- dijo ella con voz suave y tímida. Harry solo la miró de reojo.
- No...

Ginny fijó su mirada donde la tenía Harry.
- ¿Te gusta la pareja que hace Hermione con Krum?

Harry no supo que contestar. Ginny no insistió. Krum en ese momento había dejado a Percy y se había vuelto a Hermione, quien conversaba con un Ron algo indiferente. Al ver a Krum interesado, Ron había cambiado de cara literalmente y le siguió la conversación a Hermione, quien estaba confundida por su actitud. Algo incomodaba a Harry...
- ¿Quieres acompañarme Ginny?
- le preguntó de pronto Harry a la chica mirándola fijamente. Ella se sonrojó un poco y no parecía creer su pregunta.
- ¿Quieres venir conmigo?
- Sí, claro... -
dijo ella terminando su jugo y se levantó junto a Harry, quien no le dijo nada los demás y dándose la vuelta, salió del establecimiento. Ginny fue la encargada de avisar, diciéndole a Hermione quien preguntó a donde iban, que en un momento regresaban. Harry se dirigió al mismo lugar que su mente recordaba precisamente en ese momento, con una Ginny callada a un lado, ahora sí, pensando en lo que quería decirle y preguntarle a la mujer...

Continuará...

Autora: Mariana de Beauxbatons.