Un año lleno de sorpresas

1.- El regreso a Privet Drive

Harry ya llevaba más de 3 semanas en la casa de Vernon y Petunia Dursley y se sentía terriblemente solo y con una gran nostalgia como nunca en su vida.
Todavía no tenía noticias ni de Sirius ni de Hagrid y ya empezaba a preocuparse. Recordaba claramente las últimas palabras que Dumbledore le dijo a Sirius el curso anterior:
-Tienes que alertar a Remus Lupin, Arabella Figg y Mundungus Fletcher: el antiguo grupo.
Y Harry se preguntaba ¿qué demonios es eso del antiguo grupo? ¿Será esa tal Arabella Figg la misma señora que me cuidaba cuando los Dursley salían?
Con todas esas preguntas dando vueltas en su cabeza se durmió. Tuvo un sueño muy agitado: a su mente volvían todas las imágenes de la experiencia que vivió el curso anterior: la imagen del cadáver de Cedric Diggory, el cuerpo nuevo de Voldemort y los fantasmas de sus padres y otras personas que había matado Voldemort... luego soñó que subía al expreso de Hogwarts con Ron y Hermione y a éste subían también Voldemort y sus mortífagos, empezaban a matar a los alumnos y él y sus amigos trataban de huir, pero en eso, Lucius Malfoy le aventaba una maldición a Harry, y éste empezaba a retorcerse y veía cómo una gran sombra ejercía mucha presión sobre él...
Se despertó exaltado y se dio cuenta de que el peso que sentía era el de su primo Duddley que se le había echado encima y lo sacudía fuertemente.
-Despierta- dijo éste- Papá está furioso contigo- sus pequeños ojos de cerdito tenían un brillo de malicia-Creo que tienes una llamada telefónica.
-¿Lo dices en serio?- preguntó Harry
-Claro- le dijo Duddley.

Harry bajó a la sala de estar y la cara de tío Vernon estaba tan roja de furia como la carne enchilada que tía Petunia había preparado el día anterior.
-Tú- gruño furioso- te habla una tal Hermione Granger
-Pues pásamela- dijo Harry bastante sorprendido.
-Más vale que no se te ocurra invitarla a quedarse aquí, porque si no...
-Si, si, ya lo sé, ahora pásamela.

Tío Vernon le dio la bocina y luego oyó la voz de su mejor amiga.
-¿Harry?
-Hola Hermione, me da mucho gusto oírte, ¿cómo estás?
-Muy bien Harry, gracias, anteayer acabo de llegar de Bulgaria.
-¿Y cómo te fue?
-Pues bien; me quedé en casa de Viktor, y sus padres son un encanto; además, aquí también hay muchas cosas interesantes y me divertí mucho... pero bueno, ¿tú cómo sigues? ¿has tenido noticias de Sirius, Hagrid y Ron?
-No, bueno, Ron me ha mandado a varias lechuzas y me dice que Dumbledore autorizó que me vaya a su casa después de mi cumpleaños. Pero no sé nada ni de Sirius ni de Hagrid, y ya me está preocupando eso.
-Si, pero ¿tú cómo sigues?
-Pues creo que más o menos, y como me dijo Hagrid, lo que tenga que llegar llegará y ya habrá tiempo de ponerle la cara.
-Eso me alegra mucho Harry.
-Gracias amiga- a Harry le salió ésta frase tan sincera y tierna, que hasta imaginó que tenía a Hermione junto a él. Pero luego se ruborizó y cambió de tema:
-¿Ya empezaste a hacer los deberes?
-Una parte, porque acabo de llegar, ¿y tú?
-Pues creo que ya avancé bastante, porque como aquí no hay nada que hacer, todo el día estoy trabajando en ellos.
-Oye- Hermione titubeó un poco- no se si te gustaría venir a mi casa y quedarte hasta que podamos ir con Ron; también me ha invitado a ir a su casa el mismo día que tú... ¿qué dices? Por mis padres no hay problema, es más, podemos ir por ti cuando tú me digas...

Continuará...

Autora: Rowena de Ravenclaw.